Lisboa (ni se te ocurra ir con tacones)

La ciudad de las siete colinas, los graffitis, los pastelitos, los tranvías, el fado, el bacalao, las sardinas, la amabilidad de su gente, el caos de los transportes y las preciosas calles de piedrecitas y callejuelas entre muchos otros detalles. Así es como la defino, y así es como se resume lo que te puedes encontrar allí, para mí, claro está.

Vienes 24 de noviembre a las 3.30 de la madrugada suena el despertador. Me levanto como si no hubiese mañana directa a la ducha. Me visto y pitando me marcho a buscar a mi amiga. Antes de las 6.00 ya estamos en el aeropuerto de Barcelona.

Tomamos un café y un vegetal y las 7.26 minutos despegamos. Dieciséis minutos tarde. Por primera vez no he escogido asiento en el avión. Me ha tocado pasillo y no me gusta. A mí me gusta mirar por la ventana y hacer fotos. Veo a mis compañeros de fila que hacen unas fotos espectaculares de la salida del sol. Son portugueses, así que aprovecho para escuchar este acento completamente desconocido para mí. No entiendo nada de lo que dicen y pienso que con lo cerca que lo tenemos, que diferente son nuestros idiomas.

Decido empezar a escribir este post y después intentar dormir un poco. Sólo es una 1 hora y 40 minutos de vuelo y el silencio en el avión me indica que casi todos deben estar haciendo lo mismo. Intentar descansar. Así que feliz Vueling.

No consigo dormir. Pero aprovecho y pienso. Me encanta pensar, soñar, imaginar... llámalo como quieras. Y mientras pienso llegamos al aeropuerto de Lisboa con media hora de retraso. Había niebla y no podíamos aterrizar.

Cogemos un taxi y nos dirigimos al hotel. Es la primera vez que viajo a Lisboa pero me da la sensación que nos lleva por la ruta larga. Y se lo comento a mi amiga, que evidentemente tampoco lo sabe. Leí en una de las guías que te aconseja que cuando llegues al aeropuerto no cojas el taxi en llegadas, sino que vayas a salidas. Pero como llegamos con ganas de ir a descargar las maletas al hotel lo comentamos pero vamos directo a la salida. El taxi desde el aeropuerto a la Rua do Arsenal nos cuesta 18€. (la vuelta nos cuesta 12€ el mismo trayecto) Se hace raro, que estando en la Península Ibérica sea una hora menos. Llegamos al hotel pero nos dicen que no podemos hacer el check-in hasta las 14 horas pero nos dejan ir al baño, etc.

La chica de recepción nos da un mapa y nos aconseja ir APADARIA PORTUGUESA a comer un pastelito, pasteis do nata (que es de crema). Suerte que le hemos hecho caso porque el pastel esta delicioso. Nos tomamos un café con leche, un cappuccino y dos pastelitos. Nos cuesta 4,75€.

Después nos dirigimos caminando Castillo de San Jorge (Castelo de São Jorge). Descubrimos las primeras colinas de la ciudad, calles como Costa do Castello y hacemos muchas fotos. Entramos en el castillo. La entrada cuesta 8,50€ por persona. Vale la pena entrar, por el castillo y por las vistas. Allí tomamos una Coca Cola Zero Açúcar y nos cuesta 2,50€ por lata. Bajamos caminando por el otro lado de la colina. Por la zona de la catedral, el barrio de Alfama.

Caminamos por las calles del barrio de Chiado hasta la Praça Luis de Camöes donde encontramos una hamburguesería que se llama Italian Burger & Lobser House. Queríamos comer típico de Portugal, pero son las 14 pasadas y tenemos hambre. Acertamos. Bueno, bonito (cantidad) y barato. Una vez salimos de aquí vamos al hotel a hacer el check-in. Al llegar nos dicen que nos dan una habitación superior a la que hemos contratado. No sabemos porque, pero nos dan una habitación para 4 personas y somos dos. Entrando a la habitación esta una cama de matrimonio a la derecha. Justo enfrente está un armario grande, a la izquierda tenemos una cocina, y el televisor a la pared. Al fondo a la derecha una mesa, un sillón y una ventana. Al lado de la cocina encontramos un mini salón con una mesa que se puede abrir y seis taburetes. A la izquierda de este salón tenemos el baño y a la derecha subiendo dos escalones tenemos otra habitación con dos camas. Alucinamos con el espacio que tenemos. Estamos encantadísimas con esta habitación. Mi amiga se queda con la cama de matrimonio y yo con la habitación de las dos camas. Así pongo toda la ropa encima de una de las camas. Son tan amables en recepción que incluso nos sorprende. No tendría que sorprendernos que alguien sea amable, simpático y sonría… pero lamentablemente como no es lo que abunda, sí que nos sorprende. Y durante todo el viaje lo comentamos a menudo. Aquí en Lisboa yo me atrevo a decir que en Lisboa la gente es feliz. Nos alojamos en Lisbon Arsenal Suites, en la calle Arsenal en el barrio de Chiado. Al corazón de Lisboa. Rodeadas de los ministerios; Ministério da Justiça, do Mar, da Administraçäo Interna… El Banco de Portugal, la Praça do Município… La reserva la hemos hecho a través de Booking.   

Descansamos un rato y a las 17 aproximadamente salimos a callejear un rato más. Durante todo el día recorremos las calles de los barrios de Alfama, Baixa, Rossio, Barrio Alto y Chiado. Hoy hemos caminado 15,70 km. Terminamos el día agotadísimas.



SÁBADO, DÍA DOS        

Nos hemos levantado a las 7 de la mañana. El desayuno se sirve en la quinta planta. Nosotras estamos en la cuarta. A las 8 y poco hemos ido a la estación de Cais Do Sodré y después de unas aventurillas conseguimos subir al tren. Próxima parada Belem. Hemos bajado a la parada de tren que se llama Belem que te deja un poco lejos pero así puedes visitar todo caminando bien. Lo primero que nos hemos encontrado es la estatua de Padräo dos Descubrimientos. Como podéis ver en la foto es un monumento que se inauguró en 1960 con motivo del 500 aniversario de la muerte de Enrique el Navegante. Tiene 52 metros de altura. Hacemos algunas fotos y seguimos caminando hacia la Torre de Belem.

Declarada Patrimonio de la Humanidad, esta torre está formada por cinco pisos. El acceso al monumento se realiza a través de una pasarela. Nosotras no entramos. Queda pendiente para el siguiente viaje. Seguimos caminando y vamos hacia el Monasterio dos Jerónimos, pasando por el Museo Colecçäo Berardo. Al llegar al monasterio encontramos bastante concentración de gente. Más de 20 autocares, coches… hacemos una visita rápida y vamos hacia la tienda más famosa, creo que de Portugal. Pastéis de Belém. Nos aconsejaron que si no queremos comprar para llevar y queremos tomar algo que no hagamos la cola que hay. Este local tiene una capacidad para más de 400 personas en mesas de dos o cuatro personas! Imaginaos lo grande que es! Es como una casa transformada en una pastelería. Todo son habitaciones con mesas y sillas. Por ejemplo donde nosotras encontramos mesa, era un salón con solo dos. La receta secreta de la crema es la misma y por los siglos de los siglos será la prueba de que lo dulce no siempre es pecado. Amén. Antes de este viaje miré un reportaje de Lisboa que decía que la receta auténtica sólo la saben tres personas. Incluso hay una puerta blindada donde dentro hay el obrador y cada día sólo entran ellos tres para hacer la crema. Si viajan los tres nunca van en el mismo medio de transporte juntos, ni comen lo mismo en los restaurantes. En esta pastelería han llegado a fabricar 60.000 pasteles en un sólo día, pero de mediana hacen unos 19.000 (reportaje). Y para no perder la tradición comemos un pastel y un café, disfrutando, de los azulejos que decoran las paredes.

Al salir caminamos un poco y decidimos coger el tren hacia Cascais. Al llegar empieza a llover, pero no mucho. Visitamos el céntrico casco antiguo y nos quedamos a comer aquí, en John Bull Traditional Portuguese Food. Aquí comemos bacalao. Plato que también nos recomendaron comer. Y ahora yo también os lo recomiendo a vosotros. La verdad es que estaba muy bueno. Era a la brasa con cebolla y patatas. Realmente muy, muy bueno. Al salir del restaurante compramos algún souvenir y para el tren de vuelta a Lisboa.

Vamos a descansar un par de horas, ya que hoy es sábado y queremos salir a cenar y escuchar Fado. Mientras descansamos miramos y remiramos que locales ir, pero no encontramos ninguno que nos convenza, así que, decidimos preguntar a nuestros amables amigos de recepción. Nos llegan a aconsejar tres restaurantes, nos llaman ellos mismos para reservar mesa, pero los dos primeros están llenos. Pero a la tercera va la vencida. Nos reservan una mesa a las 20 horas para cenar en Adega Machado, Fado & Food, en Rua do Norte, Barrio Alto. Antes, paramos a tomar una copa en Tequilas Bar. El Ying-Yang, Polo Norte y Polo Sur… la cara y la cruz de la música. Sin querer vivimos una noche que empieza por mejicanos, cubanos y reggaeton. Y termina con fados. Parece un post de recomendaciones pero os aconsejo también este restaurante de fado. Como ya os he comentado teníamos la reserva para las 20 horas. Pues llegamos, nos sentaron y pedimos. Comes el primer y segundo plato normal, y después, bajan la intensidad de las luces y empiezan los primeros cantos. Cantan unos 3 fados, suben las luces, comes los postres, bajan las luces, cantan unos 3 fados más. O sea si vas temprano puedes comer sin interrupciones los primeros platos y después los postres, cafés y copas irán al son de fados. Es un concepto que me gusto bastante la verdad. No me lo imaginaba así, pero me gustó. Salimos del restaurante a las doce de la noche. O sea 4 horas en él. Hoy hemos caminado 14km.

DOMINGO, DIA 3

Nuestra intención era ir a Sintra ayer, no obstante una de las chicas de recepción nos dijo que mejor el domingo ya que en Lisboa estaba todo cerrado. Se refería a las tiendas, no a los sitios turísticos. Así que le hacemos caso y a las 8:45 salimos del hotel hacia la estación del Rossio, que es de donde sale este tren. Llegamos y justo el tren se marcha. No nos da tiempo a subir. El tren salió a las 09.01. Eso sí, puntuales por excelencia, se podría decir perfectamente puntualidad portuguesa. Así que tenemos que esperarnos al tren de las 10.01. pero aprovechamos y damos una vuelta. El trayecto en tren dura casi una hora. Al llegar a Sintra, ya en la estación, yo la verdad es que me he notado cómo un mono de feria. Todos casi acosándote para venderte su tour. Las distancias entre los palacios son muy largas y caminando es imposible hacerlo, así que decidimos comprar un billete de bus turístico de Sintra Sightseeing que nos cuesta 18€ por persona. Está bien porque te pasea por todos los palacios, el castillo, el Cabo da Roca… nos bajamos del bus para visitar el Palacio Nacional da Pena. La entrada cuesta 11,50€. Aprovechamos y comemos aquí. En una de las terrazas del palacio. Nos sentimos como reinas.   





Por la tarde, en el tren de vuelta cogemos Lisboa Oriente. El tren arranca y vemos que no estamos haciendo las mismas estaciones. El tren que hemos cogido de ida era Sintra Rossio, y ahora estamos en Sintra Oriente. Miramos el mapa, que desde que llegamos nos acompaña siempre y vemos que este hace otra ruta. Digamos que hace la vuelta por las afueras de Lisboa. Si queréis aprovechar este tren os deja en el Parque das Naçöes. Esta es la zona más moderna de Lisboa, es donde se hizo la Expo del 98 y desde entonces han mantenido esta zona con muchas actividades. Aquí también se encuentra el Oceanário más grande de Europa, con 8000 especies. El teleférico, donde a 20 metros sobre el suelo puedes subirte y así tener otra visión de la ciudad. Nosotras no lo hemos hecho, pero nos lo habían aconsejado, así que queda pendiente para un próximo viaje. Desde el tren vamos al metro hacia el centro. Damos una vuelta y para el hotel.  Hoy hemos hecho 8,8km.



LUNES, DÍA 4, DE VUELTA A CASA

Nos levantamos casi a las 8. Hoy no tenemos tanta prisa en dejar el hotel. Por la tarde no podremos descansar y el día será largo. El avión no sale hasta las 21.00. Para el día de hoy hemos decidido hacer aquello que nos queda pendiente y que es imprescindible para nosotras. Lo primero es subir al tranvía. Nos dirigimos al Elevador da Glória. Ya lo hemos visto un par de días, pero hoy nos apetece subir. El viernes subimos caminando toda la cuesta (260m), pero hoy lo haremos dentro de tranvía. El billete cuesta 3,70€ ida y vuelta. Tenemos la suerte que es por la mañana y casi no hay gente. Así que al llegar arriba le preguntamos a la conductora del tranvía si nos podemos quedar para bajar y nos dice que sí (marcando el billete claro) y aprovechamos que no hay nadie para hacernos fotos dentro.



Al bajar vamos en busca del Tranvía 28, donde compramos el billete en un quiosco de la plaza de los Restauradores y nos dirigimos a cogerlo en la plaza de Martim Moniz. Por el camino, que nos perdemos un poco por las calles, descubrimos el Elevador do Lavra. Una vez llegamos tenemos que hacer cola unos 40 minutos. Finalmente subimos y hacemos todo el recorrido. Son unos 50 minutos. Al llegar a la última parada te obligan a bajar, andar 4 pasos y volver a subir (si es que quieres subir). Esto es lo que hacemos, no obstante a la vuelta bajamos cerca del hotel ya que donde queremos ir a comer hoy es en el TimeOut Market Lisboa, Mercado da Ribeira. Este mercado es una superficie cuadrada con 34 espacios de comida y bebida y en los laterales mesas de punta a punta del local. Escoges lo que quieres, pagas y vas a sentarte. Al pagar te dan un aparato redondo con una luz roja. Ya que puedes sentarte donde quieras, o donde tangas sitio, pues, este aparato empieza a vibrar y la luz cambia de color a verde cuando tu plato está listo. Así pues te levantas y lo vas a recoger. Un nuevo concepto que seguramente existe en muchos otros sitios pero que hasta este momento no lo había visto nunca, y me gustó la verdad. Comemos muy bien y rápido. Esta llenísimo de gente, y no me extraña porque todo es buenísimo. 


Al terminar nos vamos de compras de souvenirs. No lo he comentado aún, pero en Lisboa otra de las cosas que te encuentras por todos los sitios son las sardinas. Y en todos los formatos, no obstante las que más triunfan son las sardinas en lata. Para que os hagáis una idea, son latas de sardinas en escabeche, en aceite, al natural, como las que nos encontramos en cualquier tienda de por aquí pero envueltas con papeles bonitos, fotografías típicas de Lisboa, incluso hay tiendas que son únicamente de sardinas, como la O mundo fantástico da Sardinha Portuguesa (link). Al comprar, incluso te dan un pasaporte del mundo de la Sardina, Passaporte o valor do tempo. Es un mundo increíble y sorprendente. Me lo habían contado, pero hay que vivirlo. No hace falta que os diga que os recomiendo ir, verdad? Desde el viernes que llegamos empecé a comprar latas de sardinas, para este, para el otro, etc… e iba haciendo broma que no me dejarían pasar en el aeropuerto por tráfico de sardinas. 

Pues bien, callejeamos y por fin no encontramos cola en el Elevador Santa Justa así que decidimos subir. Las vistas son bonitas, la verdad es que si. Tiene 45 metros y el billete cuesta 5,15€. Hacemos fotos, y tomamos un café. Para bajar tienes dos opciones, o bien con el ascensor otra vez o sales a la plaza. Lisboa, tiene tanto desnivel, que imaginaos, subimos por un elevador de 45 metros, cruzamos una pasarela y por el otro lado salimos en una plaza. Pues bien, decidimos bajar caminando por las calles ya que tenemos que ir a comprar pastelitos para llevarnos para casa. Hacemos unas comprillas y vamos a dejar las bolsas en el hotel, donde nos están guardando también las maletas.

Vamos a tomar un café para aprovechar los últimos momentos en Lisboa. Volvemos a la plaza de Comercio, cerca del hotel y nos sentamos en un bar que se llama Museu da Cerveja donde para mi sorpresa tienen una cerveza de Madeira que lleva mi nombre, así que evidentemente no dudo en pedírmela.

Sobre las 18 vamos al hotel a buscar las maletas, cogemos un taxi y hasta el aeropuerto. Como he dicho en el principio del post, este viaje nos cuesta 12€. El taxista, muy simpático, nos explica cosas de Lisboa, hablamos, yo en broma le digo: “Si mañana ves que han detenido a una chica por tráfico de sardinas esta soy yo!” Y le explico todo el cargamento de sardinas que llevo en la maleta. Hacemos broma incluso al descargar el equipaje en el aeropuerto. Pues bien, ¿sabéis lo que me pasó verdad? Jajajaja pues si… me registraron el equipaje e incluso me hicieron abrir una de las latas. O sea, de bromita en bromita, y casi me quedo sin mis sardinhas!

Otra vez en el avión, de vuelta a casa. Han sido cuatro días muy intensos pero que hemos aprovechado todas las horas al máximo. Eso sí colas y colas y más colas, y gente y gente y más gente, y para mi amiga, luces y luces y más luces de Navidad pero ninguna de ellas encendida (se encienden el día 1 de diciembre) pero no lo sabíamos.

En el avión, si no hay la pantallita, me gusta que nos informen por donde pasamos, pues bien el capitán de este vuelo sí que nos iba informando de la ruta e otros datos. Por ejemplo la temperatura exterior era de -60grados, nuestra velocidad media era de 900Km/h y viajábamos a 11km por encima del mar. Nuestra ruta es Badajoz, Madrid, Zaragoza y Barcelona, donde aterrizamos a las 23:55 de la noche. Hoy hemos hecho km 10,90km.

Las guías que he consultado para este viaje son las de Lonley Planet y Aguilar Ocio aparte de diferentes reportajes que he mirado online.

Para terminar decir que Lisboa sorprende muy positivamente. Muchas de sus casas están hechas con azulejos en la fachada, pequeños adoquines en las aceras, vistas panorámicas en cada mirador arriba de las colinas, ciudad segura, ciudad con gente muy amable, simpática, servicial, abierta… donde se come de maravilla, sea bacalhau, pásteis de nata, o lo que sea… en definitiva, Lisboa es mágica. No se puede explicar lo que se siente. Hay que vivirlo.    

Gracias, gracias y gracias. Feliz semana y hasta el jueves!¡Hazte feliz!
Coral·💋
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Todas las fotos son mías. 

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